En mi pueblo, Rincón de Beniscornia, huerta de Murcia

viernes, 13 de julio de 2012

A la entrada de la universidad

VUELTA A MI “ALMA MATER”

     Hacía muchísimos años que no iba por Munich, ni por Baviera. Había vuelto allá sólo un par de veces desde que acabé mi doctorado en filología románica en diciembre de1961. Ahora tenía muchas ganas de recordar viejos tiempos y pisar de nuevo las calles y plazas que tanto significaban para mí, después de tantos años de ausencia: Marienplatz, Odeonsplatz, la Residencia y sus hermosos jardines o Hofgarten, que yo atravesaba con tanta frecuencia; Kaufinger y Neuhauserstrasse, Theatinerstrasse, la cervecería Hofbräuhaus y mil otros lugares, a los que yo acudía para ir al cine, al teatro, a la ópera o para encontrarme con amigos. Cuántas veces no había paseado yo desde mi lugar de hospedaje en la plaza de Santa Ana, situada muy cerca de la Maximilianstrasse, hasta la Ludwig Maximilians Universität, donde había logrado mis conocimientos profesionales y mi graduación académica. Recordaba mis idas y venidas camino de la universidad bordeando el Englischer Garten, a veces penetrando ligeramente por un extremo y luego por la Kaulbachstrasse hasta llegar a la amplia Geschwister Scholl Platz, que decora con sus dos hermosas fuentes la imponente fachada de la universidad. Allí recordaba yo la llegada de Stürmann, profesor de filosofía, venido pocos años antes del Berlín asediado por el comunismo soviético, con el que tomé algunos cursos. El profesor llegaba acomodado en el asiento trasero de su automóvil conducido por su esposa, que volvía también a recogerlo puntualmente por la tarde después de la clase. Cuando alguien le preguntaba por qué se sentaba detrás, solemne solía responder: “Ich denke” ("Pienso"). Allá seguí yo clases con el profesor Gerhard Rohlfs, gran especialista en dialectología peninsular, que por los años cuarenta alquilaba  cada verano un burro e iba de pueblo en pueblo por los valles del alto Aragón buscando conversación con las gentes de las aldeas y tomando notas  de los nombres de animales, plantas, flores, hierbas o insectos y expresiones de la vida diaria hasta convertirse en un gran conocedor del dialecto del valle de Ribagorza y de otros varios. El profesor Hans Rheinfelder, director de mi tesis doctoral; el entonces Dr. Heinrich Bihler, gran conocedor de la literatura española y catalana; don Carlos Clavería, director del Spanisches Kultur-Institut, que también dictaba cursos en la universidad. Con él nos reuníamos unos cuantos estudiantes por la tarde, después de su clase, en una cafetería situada en Amalienstrasse, detrás de la universidad.
   Son hechos, nombres y lugares, cargados de recuerdos, emociones y sentimientos de valor entrañable, que se han reavivado ahora con motivo de mi visita.
Madrid, 6 de julio de 2012.