En mi pueblo, Rincón de Beniscornia, huerta de Murcia

miércoles, 9 de febrero de 2011

BIENVENIDOS

Bienvenidos amigos y conocidos que sentís curiosidad por este blog. En él iré exponiendo algunas de mis actividades y proyectos.

El año 2010, centenario del nacimiento del gran poeta, dramaturgo y periodista Miguel Hernández, fue un año de numerosas actividades, congresos y homenajes al poeta de Orihuela y no sólo estuve en el gran Congreso Internacional sobre Miguel Hernández celebrado en Alicante, Orihuela y Elche, donde pronuncié la conferencia de clausura, sino que la celebración del centenario me llevó a numerosas ciudades de toda España, e incluso llegué a visitar Ucrania para dar una conferencia sobre la visita de Miguel Hernández a la Unión Soviética en 1937. Sí, en Ucrania estuvimos una delegación de miguelhernandistas en un acto de homenaje preparado por los hispanistas ucranianos y por la Embajada de España y en contramos un ambiente muy acogedor en las ciudades de Kiev y de Jarkiv, donde fuimos acompañados y generosamente agasajados por el Embajador, D. José Rodríguez Moyano, y por el personal de la Embajada. Así pudimos, tras escuchar las muchas cosas que nos contaron, hacernos una idea de lo que pudo ser la ciudad que visitó Miguel Hernández en 1937.
  Por España tuve la oportunidad de dar conferencias a públicos muy diferentes, pero todos unidos por el entusiasmo y amor al poeta de Orihuela, en Madrid (Ateneo), Vallecas, Toledo, Córdoba, Linares, Universidad Complutense, Cursos de Verano de la Universidad Complutense en El Escorial, Cursos de Verano de la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo en Santander, Instituto Internacional (Miguel Ángel 8, Madrid), Ciudad de Orihuela, Coria del Río y Alcantarilla. Fue impresionante vivir el entusiasmo con que los oyentes recibían las charlas sobre Miguel Hernández.

UN LIBRO RECIENTE para lectores de lengua alemana.
En colaboración con el Prof. Manfred Tietz de la Universidad de Bochum (Alemania) acabo de publicar un volumen de interpretaciones de poemas de los más distinguidos poetas de la poesía española de las últimas décadas realizadas por conocidos hispanistas de Europa y América. El libro se titula Die spanische Lyrik der Gegenwart, Einzelinterpretationen, editado por Juan Cano Ballesta y Manfred Tietz, Frankfurt y Madrid, Vervuert Verlag, 2011. 


DOS NUEVOS LIBROS:

   Durante este año 2010 han salido a la luz pública dos libros míos que pueden serle de interés:
   La imagen de Miguel Hernández (Iluminando nuevas facetas), Madrid, Ediciones de la Torre.
   José Moreno Villa: La música que llevaba - Antología poética, Edición de Juan Cano Ballesta, Madrid, Cátedra.


MEDITACIONES Y PAISAISAJES

    Quiero ofreceros una muestra del libro en preparación en que me ocupo ahora. Contiene breves notas, reflexiones y recuerdos, vividos durante tranquilos paseos por la sierra de Madrid. Lo estoy haciendo en colaboración con Carlos Santamaría, excelente pintor que ha expuesto sus cuadros en prestigiosas galerías y que acompañará mis meditaciones con magníficas acuarelas de paisajes y vistas.
   He aquí una muestra del libro:



MEDITANDO EL PAISAJE
 Suele resultar agradable, sobre todo en un día primaveral o de otoño, disfrutar del suave soplo de la brisa de la mañana cuando los rayos del sol ya iluminan el horizonte dorando pinares y colinas, y emprender una de esas reconfortantes marchas por los caminos de la sierra, o atravesar prados y malezas monte arriba simplemente para gozar del aire limpio, del piar de las aves que se esconden entre las ramas y de las vistas de un horizonte abierto. Es precisamente la mente humana la que selecciona un trozo libre de esa naturaleza que le fascina y crea el paisaje al enmarcarlo con su mirada inteligente y sensible. Como escribe Pedro Laín Entralgo:
Sin ojos contemplativos no hay paisaje. Mira el hombre a la tierra, y lo que era muda geología, adición espacial de piedras, agua, verduras, hácese de golpe marco de su existencia; marco escenográfico, como los paisajes que pintan o describen los artistas del Renacimiento, o marco sentimental, como en todos los paisajes que, con una secreta sed de reposo y evasión,vamos viendo los hombres posteriores al siglo XVIII.[1]
Ante ese espectáculo, la soledad, el aire que se respira y la altura nos invitan a orientar la mente hacia la reflexión y la introspección. En tan singular escenario los maravillosos poemas de Antonio Machado, que había disfrutado antes que nosotros de estas espléndidas vistas, me vienen inevitablemente a la memoria. Me vienen a la memoria sus largas y profundas meditaciones, tantos versos que describen estos paisajes entrañables asociándolos con pensamientos conmovedores:
                      ¡Las colinas
 doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas:
¿Adónde el camino irá?
Al recordar estos sencillos versos, una fuerte sacudida me arranca de la fascinación y asombro a que me había visto transportado unos minutos por ese bello paisaje para sumergirme en  la meditación de hondos problemas vitales al plantear el sentido de la existencia y el fin y objeto de este caminar por la vida. Pues sí, esta vida, como ya decía Dante en el primer verso de su Divina comedia (“Nell mezzo del camin de nostra vita”, Infierno), es un camino y no sabemos hacia dónde nos llevará. A veces, como sugiere el mismo Machado, un escalofrío nos estremece al ver que ese maravilloso horizonte colmado de esperanzas se va cerrando de modo inquietante ante nuestra mirada temerosa:
       Y el camino que serpea
       y débilmente blanquea
       se enturbia y desaparece.
El hombre siempre ha sido propenso a llenar de sentido las más bellas y superficiales apariencias con que los sentidos nos embelesan e intentan seducir. Le ha gustado echar una mirada profunda a esas espléndidas vistas que le rodean e interpretar los mensajes que estos paisajes suelen enviar al hombre inteligente y sensible.Y es que el ser humano siempre ha sentido la curiosidad de buscar ese algo que se oculta más allá de la fachada y del bello exterior de las cosas. Eso es precisamente lo que nos enseña el gran maestro Antonio Machado. En sus paseos por la sierra logra plasmar en sencillos y conmovedores versos la imagen y el sentido de esos paisajes tan seductores para toda mente despierta y ansiosa de ir más allá sin detenerse en las simples apariencias.
       Mirasierra (Madrid), 2 de Junio de 2008




[1] Pedro Laín Entralgo, La generación del  noventa y ocho, Madrid, Espasa Calpe,  1956, p. 18.




   La simple contemplación del paisaje que se abría ante nuestra atónita mirada desde lo alto de la montaña y bajo la limpidez de un cielo azul intenso invitaba a la reflexión. Habíamos subido tras una larga caminata, siguiendo un amplio cortafuegos, a lo alto de una abrupta roca que nos mostraba una vista sobrecogedora con Peñalara a la izquierda y el Paular y Rascafría abajo hacia la derecha.  Yo recordaba una vez más los versos del gran maestro que tanto nos había enseñado y que en sus paseos vespertinos  solía entregarse a  las más íntimas elucubraciones:
                        Yo voy soñando caminos
                         de la tarde. ¡Las colinas
                        doradas, los verdes pinos,
                        las polvorientas encinas!...
                       ¿Adónde el camino irá?
Así se preguntaba Machado reflexionando inquieto sobre el sentido de la existencia o ante la incógnita del futuro que nos aguarda, pero también sobre problemas aún más acuciantes.
    Sin embargo esta vez eran los versos de un joven poeta, cuyo libro había traído en mi mochila, los que me suscitaban cuestiones inquietantes, planteaban el porqué y el cómo del orden de las cosas y trataban de explicar el caos y las injusticias en el mundo. El poeta se preguntaba sobre tantas incógnitas de la existencia o tantas creencias tomadas por seguras. ¿No era el amor un invento para evitar la ingrata soledad?. ¿No es el arte un intento vano para levantarnos sobre nuestra mezquina existencia? ¿No es la idea de Dios  “tan sólo una estrategia / para burlar el desespero / y la locura”? Tras venir escuchando en la radio la retahíla de catástrofes que llenan los noticiarios de cada día (accidentes, terrorismo, crímenes horrendos, hambrunas en Africa o Asia, niños abandonados y otras mil calamidades) me hizo especial mella un poema de Juan Ramón Barat, cuyos versos leía. Entregado el poeta a la búsqueda inquietante de un orden metafísico que explique tantos misterios inaccesibles al hombre, se pregunta si no tiene que haber en alguna parte un Ser Supremo que dirija el acontecer de las cosas, de todo cuanto ocurre, bueno y malo.
Con una tremenda carga irónica, el poeta invierte la prueba de la existencia de Dios que hacían los escolásticos basándose en la belleza y el orden del universo, y la sustituye por una osada argumentación ad absurdum que sarcásticamente demuestra la existencia de Dios por la injusticia, el desorden y el caos del universo:
            Debe de haber un dios
            en algún recoveco sideral.
            Un ser de otra galaxia que administre
            los días y las noches
            el ciclo de las lluvias y las guerras,
            las largas migraciones de los pájaros,
            y las pequeñas dosis cotidianas de hambre y sufrimiento.
            Alguien a quien pedir explicaciones
            acerca de esta pésima gestión
            de convertir al hombre
            en el protagonista de la historia.
            No es posible que tanto desatino
            se deba solamente
            a la ruleta rusa de los astros.
            Sin duda alguna. Debe
            de haber alguna mano celestial
            detrás de esta barbarie milenaria.
(Juan Ramón Barat, “Oración”, en  El héroe absurdo, Madrid, Hiperión, 2004).
 Quedé anonadado y perplejo, atrapado por estos pensamientos tan atinados y preocupantes… ¿Cómo se podía plasmar en el lenguaje coloquial y cotidiano misterios tan arcanos? ¿Cómo lograba el poeta arañar tan hondo en las heridas del alma humana? Pero al levantar la vista del libro, me encontré bañado de luz y claridad. Me sentí aliviado y la alegría empezó a invadir todos mis sentidos. Se abría ante mis ojos el inmenso valle del Lozoya con sus robles, sus pinares y sus rocas desnudas, sus colores azulados y grises, o sus morados en escondidos recovecos. Me sentía lleno de júbilo bajo un cielo de azul intenso. El sol todo lo iluminaba y transfiguraba, y el viento refrescante me acariciaba con su roce suave y placentero. Poco a poco se fue desvaneciendo aquella angustiosa visión de pesadilla y volvía uno a reconciliarse consigo mismo, con el paisaje y con el universo.


                                                                                            2 de agosto de 2010


2 comentarios:

  1. Conociendo, como conozco, a los dos autores de este libro en preparación, las estupendas acuarelas llenas de poesía que lo ilustran y las excursiones previas, llenas de amistad, ilusión e interesantes conversaciones, no tengo la menor duda de que saldrá una obra bella e interesante. Suerte con los editores.

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  2. Juan, enhorabuena por tus dos nuevos libros y por el que estás preparando junto con Carlos Santamaria. Me parece muy interesante y seguro que va a ser un libro precioso con tus textos y sus acuarelas. Abrazos míos y de mi madre que está aquí conmigo leyendo tu blog.
    Nos vemos pronto.

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